4 de octubre de 2022

Viaje de encuentros





Casi cinco meses después de la partida, emprendo el regreso a casa con el corazón en calma. 

¿Cual es mi casa? 

Aquella donde querer y ser querido es moneda corriente, aquella en donde  ser libre y auténtico es parte natural del existir. 

Mi casa son mis amores. 

Fueron muchos los caminos recorridos, los lugares hermosos descubiertos, y las aventuras vividas. 

Mucha adrenalina, de esa que te invade cuando vas hacia lo desconocido, desconcertante y satisfactoria a la vez. 


No han sido solo cinco meses de encuentros con otros seres. También he pasado mucho tiempo conmigo, solos yo y yo, en nuestro mundo. 

Han sido lindas horas, gratificantes y tranquilas, en paz con mi pasado y mi presente, tranquilo y expectante ante un futuro incierto. La verdad es que la estoy pasando muy bien conmigo mismo. 


Y el camino me sigue sorprendiendo. 

Personas que me brindan cariño y confianza no dejan de aparecer y enriquecerme en cada momento. 

Y que bello es poder retribuir amor con amor, calma con calma y sonrisas con más sonrisas. 

Muchas personas, hermosos seres y coincidencias. 

Muchas palabras, incontables risas, un sinnúmero de abrazos; y besos, claro, porque ¿qué es la vida sin besos?

Pieles y mentes conectadas, aunque más no sea por ese ínfimo Instante en que el tiempo y el espacio las reúne. 


Una maraña hermosa de emociones y contradicciones. 

Ansias de reencuentros que me aceleran, nostalgias de despedidas que me sensibilizan. 


Pero sé, con tranquilidad y certeza, que no es el fin del viaje. Es un paso más del camino, los lugares y de los seres emocionantes que me restan por descubrir y reencontrarme.