¿Cual es mi casa?
Aquella donde querer y ser querido es moneda corriente, aquella en donde ser libre y auténtico es parte natural del existir.
Mi casa son mis amores.
Fueron muchos los caminos recorridos, los lugares hermosos descubiertos, y las aventuras vividas.
Mucha adrenalina, de esa que te invade cuando vas hacia lo desconocido, desconcertante y satisfactoria a la vez.
No han sido solo cinco meses de encuentros con otros seres. También he pasado mucho tiempo conmigo, solos yo y yo, en nuestro mundo.
Han sido lindas horas, gratificantes y tranquilas, en paz con mi pasado y mi presente, tranquilo y expectante ante un futuro incierto. La verdad es que la estoy pasando muy bien conmigo mismo.
Y el camino me sigue sorprendiendo.
Personas que me brindan cariño y confianza no dejan de aparecer y enriquecerme en cada momento.
Y que bello es poder retribuir amor con amor, calma con calma y sonrisas con más sonrisas.
Muchas personas, hermosos seres y coincidencias.
Muchas palabras, incontables risas, un sinnúmero de abrazos; y besos, claro, porque ¿qué es la vida sin besos?
Pieles y mentes conectadas, aunque más no sea por ese ínfimo Instante en que el tiempo y el espacio las reúne.
Una maraña hermosa de emociones y contradicciones.
Ansias de reencuentros que me aceleran, nostalgias de despedidas que me sensibilizan.
Pero sé, con tranquilidad y certeza, que no es el fin del viaje. Es un paso más del camino, los lugares y de los seres emocionantes que me restan por descubrir y reencontrarme.