31 de octubre de 2021

Dani


Dani podía recordar aún escenas breves pero de buena calidad visual de su niñez, cuando la diversión pasaba por correr sin rumbo, o hacerlo hasta encontrarse con una rama al alcance de sus brazos para trepar a un mundo desconocido. 

El árbol, claro, representaba su idea de libertad. No sabía, probablemente, de que iba en realidad el concepto de libertad, pero aún así lo añoraba. 

No terminaba de entenderlo, pero lo conocía. De alguna manera su cuerpo le decía cómo y qué, pero nunca cuando. No podía saber cuando lo experimentaría, pero si podía sentirlo en todo su ser cuando lo recordaba. 

Venía despertando con esta idea en su mente desde hacía un tiempo ya. Incluso había hablado en telesesiones con su terapeuta de esas emociones vívidas, que le hacían bien y le pesaban a la vez. No era lo esperable, y le estaba restando eficiencia, sin duda. 

Recibió una notificación en el auricular izquierdo, se había distraído demasiado tiempo, debía seguir con lo suyo. Ya habría tiempo para esas cosas en la semana de esparcimiento que se avecinaba. 

Vivía en un condominio, en una torre, claro, como casi todos. 

Su torre le hacía acordar a un juego de maderas pequeñas que había visto en su niñez, en el que se ponían de a tres, unas sobre otras, y ganaban los jugadores que no perdían. Su condominio tenía de ostentoso solo el nombre. El haber adquirido deuda para vivir allí fue producto de una impecable jugada publicitaria para torcer la animosidad colectiva hacia la idea de vivir en peceras de metal elevadas y con vista. Si tenías la suerte de poder pagar uno de los pisos por encima de La Nube (así se le llamaba a la bruma que ennegrecía la visión humana por debajo de los 25 metros), podías incluso tener vista al aire puro. Desde luego, Dani no la tenía. 

De pronto recordó que esa noche tenía su cita programada, tendría que limpiar su espacio. Era sabido que el sexo regular y en su medida justa permitía que la mente se enfoque y la productividad se elevara, por ello las políticas de salud establecieron para las diferentes categorías de ciudadanos, diferentes tipos de servicio. Decidió que la limpieza podría hacerla entre su siguiente llamada y la reunión en que debía participar, afortunadamente no tenía que proyectarse holográficamente.  

Tampoco tenía que preocuparse por la cena. El servicio de alimentación preveía esta situación. No se podía negar la brillante coordinación de los servicios gubernamentales. Su calendario preveía cita programada, por tanto el servicio de alimentación enviaba las raciones de quienes estaban involucrados a la residencia donde se encontraban. Y siempre autorizaban las citas programadas en un día en que el menú fuera apropiado, claro.  

Recibió una notificación en el auricular izquierdo, se había distraído demasiado tiempo, debía seguir con lo suyo. Ya habría tiempo para esas cosas en la semana de esparcimiento que se avecinaba. 

Le generaba ansiedad la semana de esparcimiento. Tendría visitas holográficas con su familia, pero además habían reservado con sus amigos tres días completos en en realidad aumentada. Las opciones eran muchas, desde hacía tiempo se había comprendido que la sociedad debía seguirse emocionando, controladamente, pero no solo era necesario, era además mucho mejor para la eficiencia colectiva. Eran muchos los recursos que se destinaban a los programas y planificaciones de esas semanas para que todos pudieran tomarse al menos 4 cada año, pero fueron la clave para organizar la supervivencia y las condiciones de dignidad escueta pero equilibrada en que vivían. Bueno, al menos los que permanecían en clase 8. Las clases 7 a 1 estaban casi diezmadas. Tenía suerte. 

Recibió una notificación en el auricular izquierdo, esta vez más intenso que el anterior y más pronto, se estaba arriesgando a recibir un apercibimiento. 

Se quitó su visor optimizado, y se puso de pie. 

Inmóvil, pero con una estaticidad que parecía producto de una emoción mezcla de incredulidad, asombro y perplejidad. Pasaron varios minutos. Sonrió. Levantó su mirada, miró el núcleo brillante en la profundidad del servidor del condominio, miró el comando en la consola a su lado, y lo oprimió,

Oscuridad. 

Las lúgubres luces automáticas diurnas se encendieron, apenas iluminaban su andar. 

Miró por primera y ultima vez su mundo a oscuras y detenido. 

Y se fue. 


4 de septiembre de 2021

Ciclos

 


Casi a diario paso algunos minutos, a veces muchos, contemplando como la vida regresa a las ramas frente al balcón. 

De alguna manera me lleva a un trance siempre, ver como pequeños destellos de verde se abren camino, lento pero sin pausa, extendiéndose con el paso de los días hacia el cielo. 

Todo eso ocurre ante mi mirada deslumbrada, fija y a la vez perdida. Creo que es una de las cosas que más me gusta de vivir en este lugar. 

Son ciclos, que se repiten de manera silenciosa, sigilosa, que he naturalizado. 

¿Y si está fuera la última primavera que veo nacer de este modo, en este lugar, con esta intensidad? 

Seguramente lo extrañaría, y mucho. 

Pero la primavera vuelve, siempre, en este, y en cualquier lugar. Podría incluso seguir la primavera, ver el mundo reverdecer más de una vez. Solo debería salirme de los ciclos. Atravesarlos, explorarlos, vivirlos más de una vez, cuando yo quiera. 

¿Y el ciclo? Seguirá, claro. 




28 de marzo de 2021

De nuevos comienzos

 


Llevo un largo tiempo pensando, analizando, permitiéndome sentir intensamente esas emociones que la vorágine, y muchas veces, los propios instintos, o temores, suelen invisibilizar. 

Las he encontrado de todo tipo, formas y colores; fuertes, profundas y honestas. 

Sentires y cosas que dan miedo. 

De esos, que muchas veces te despiertan en las noches convertidos en pesadillas. 

De esas, que generan inseguridad, incertidumbre, pérdida de control.

Me he desvelado. Me envolvió la ansiedad, me atrapó el desconcierto... Pero, no voy a llevarte por ahí, no es mi interés revelar mis tormentas a otros ojos. 

En algún momento, de alguna manera, con ayuda, claro, entendí una clave, simple pero compleja. 

Sencilla, pero a simple vista inalcanzable. 

Y me reí, porque siempre me lo había dicho, incluso siempre lo había mencionado a las personas que quiero, a veces hasta empujándolas a tomar decisiones trascendentales en sus vidas...

Entendí que eso que siempre pensé, era real, simple, y a la vez, profundo y determinante: todo, siempre, es cuestión de puntos de vista y perspectiva. 

Si, el único modo de cambiar, es... haciendo el esfuerzo inmenso que conlleva cambiar. 

Y para eso hay que romper estructuras, concepciones, desprenderse de seguridades, arriesgarse a la falta de control, dominar las ansiedades, correrse de los lugares cómodos y habituales. 

No digo que lo haya logrado, eso es lo más difícil de aceptar, es un camino de ida, cuyo final desconoces, y simplemente estás teniendo el valor de caminar sobre él, sin saber por dónde, por cuánto tiempo, ni hasta qué lugar. Pero sí siento que empecé a andar un nuevo camino, desde ese preciso instante en que fui consciente pleno de esa idea intrínseca a mi existencia.. 

Y me emocionan, aunque me asusten, los nuevos comienzos. 

de ocasos y despedidas

 



Febo se desploma
sigiloso tras el horizonte
el camino llega a su fin,
y aún resuenan las risas
perdidas en la penumbra
de noches anónimas
de calles desconocidas
de plazas si nombre;

horas que tenues
se desvanecieron con las conciencias
y se fusionaron en un instante inagotable
eterno y permanente:
ahora.
ni ayer, ni mañana.
ni pasado, ni futuro

Ahora.
la hora de las almas desnudas
Irradiando libres
toda su esencia sobre el firmamento
el momento del dolor del rostro feliz,
de músculos faciales entumecidos
y lágrimas confundidas
humedeciendo carcajadas.

Vivir,
antes de que se acabe el tiempo de hacerlo.
abrazos y despedidas,
abrir los ojos y sonreír,
sabiendo que volveremos a encontrarnos.

17 de enero de 2021

Plenitud



Viajar,
dormir la atención, parar el mundo
pivotear, como juego inocente entre él tonal y el nagual.
Cuanto me has ayudado a trasformarme, Carlitos.

Tocar con las manos el aire
sintiendo la noche y las estrellas fluir
atravesando toda tu humanidad,
llevando consigo la conciencia
expandiéndola, desmenuzándola, liberándola.

Los lugares de poder existen,
consuelan, calman, sanan... ayudando.
Nada incompleto se completa casualmente,
sino con el compromiso y el esfuerzo
del propio ser incompleto.

Evolución.
Aprender a pedir, enseña a dar y recibir.
Gracias abuela, gracias abuelos.