2 de marzo de 2016

¿Cuantas veces puede desgarrarse la ilusión,
sin que las secuelas sean permanentes?
¿Cuándo es conveniente dejarlo de intentar?
¿Se aprende?
¿Uno sabe cuando ya no le quedan más lágrimas?;
¿o acaso siempre hay más?

Cuántas preguntas, para tan pocas respuestas.

Habrá que secar nuevamente las mejillas húmedas

                 dar vuelta la página

                 y seguir.