25 de octubre de 2013

¿Podrás?

Extender la mano y no alcanzar más que el vacío,
sintiendo que el frío te envuelve
cual niebla matutina, que todo lo cubre
y abrupto, te sofoca.

Andar a ciegas un camino desconocido
sin un punto de apoyo
y caer rendido ante el cansancio
conteniendo un grito ahogado
de socorro, desesperado.

La soledad pesa en la espalda
cuando más que profunda es crónica,
sigilosa, se esconde tras sonrisas forzadas
y las pupilas se inundan
ante miradas desatentas
que te rodean sin abrazarte.

Estas, y no estás.
Sobran los motivos, como dice Joaquín,
pero no abundan las ganas.
Dejar la angustia atrás,
saltar al infinito, y al fin,
volver a soñar.
¿Podrás?