15 de noviembre de 2020

Calma.


Mirar al infinito sin ver, fijar la vista sin enfocar

estar en medio del todo, sin percibir más que la inmensidad

oir arrullos y cánticos, sin determinar ni origen ni distancia

la piel se eriza ante la tenue brisa

que silenciosa lo envuelve todo.

Respirar al son de los latidos serenos

de un corazón sin prisa. 

Estar, ser, existir

sin razón, sin motivo,

con propósitos desconocidos pero a la vez familiares.

Detener el mundo, 

silenciar las voces

interrumpir el diálogo permanente e incesante 

estar

ser 

existir. 

Los acordes del tiempo resuenan,

desaparecen.

Uno en sí mismo, siendo parte del todo, 

inmenso e inabarcable. 

Las líneas del tiempo se entremezclan, 

pasado, presente y futuro, 

segundos eternos, eternidades finitas

que caben en la palma de una mano,

cual carcelero,

deteniendo el tiempo, anulando dimensiones. 

Calma. 

Ser. 

Estar. 

Existir. 


7 de noviembre de 2020

Puente de inflexión.

 


¿Cuántas veces me he preguntado, de manera consciente, o incluso inconsciente, si debía cruzar?

La vida sorprende, permanentemente. 
Sin descanso te muestra que el control es solo una ilusión que construiste en tu mente para tu propia "seguridad". Seguridad, claro está, que no es más que parte de esa misma ilusión. 

Debo confesar que en los últimos meses el tsunami emocional y analítico en que me he visto inmerso no fue el mejor de mis momentos. 
Afortunadamente pude detectar las señales a tiempo, viejas conocidas ya; y en lugar de bloquear la introspección, me entregué de lleno a ella, sin red de seguridad. 

Nunca sabré si cada puente con el que me encontré, me armé de valor y crucé, fue el primero, o el fundamental. Pero sí se con certeza que fue relevante. Relevante por contexto, por el estado emocional, por la energía que percibí en ese preciso instante. 
Dejarse abrazar por las emocionas, cualesquiera que sean, no puede ser una mala decisión. Es, sin dudas, lo más auténtico que podemos hacer, lo más honesto con uno mismo. 

Vencer el miedo, nuestro principal enemigo, es el primero de los grandes desafíos. 
Pues en definitiva, ¿qué es el miedo?
No es más que aquello que nos asusta, que desconocemos, en nuestra propia construcción mental y visión de la idea y funcionamiento del mundo que nos rodea, y del propio coexistir con este. 
Si yo le doy entidad, también puedo quitársela. Yo determino mis miedos, y solamente yo puedo vencerlos. Para ello hacen falta verdad, y emociones cargadas de verdad. 

Cruzar esos puentes de inflexión que yo mismo pongo en mi camino, es el único modo de silenciar el mundo, y escucharme, descubrirme, entenderme y ser consciente de que mi camino sigue inconcluso, que si bien no conozco el destino, aun falta mucho por andar. 
Vivimos en base a nuestras decisiones, nada más, y en base a la parodia del universo que nos montamos. 
Hasta que el velo cae. 
Hasta que cruzamos esos puentes de inflexión. 








29 de octubre de 2020

Al acecho.

El incesante bullicio del tiempo que pasa, tirano e indiferente, 
dibuja en los rostros que conocí emociones que desconocía. 
Incluso a veces, en el reflejo, intenta -logra- confundirme. 

Encuentro mi propia mirada sostenida, 
que inunda de verdad, pupilas y sonrisa.

Suspiros invisibles empañan la visión, 
la difuminan y la mezclan; pasado y presente.
No cambia la imagen, cambia el ser. 

Ya lo dijo Don Juan, 
"en un mundo donde la muerte es el cazador,
no hay tiempo para lamentos ni dudas"

Vuelvo al momento, hago tangible la realidad.
Desempaño las superficies, y veo en presente
el pasado y el futuro. 

Soy uno, de principio a fin.
soy el que era, y seré quien vaya a ser. 

Causa y efecto. 
Todos somos presas de un mismo cazador.
Si no encuentras busca,
si encuentras disfruta. 
No hay tiempo que perder. 

9 de octubre de 2020

Máximas de travesía 1

“Que tengas que tomar decisiones en tu vida

no quiere decir que tengas que tomarlas todas ahora.” 





4 de octubre de 2020

volver...



Volver.

¿Cuántas veces se me ha cruzado esta palabra, ese pensamiento, a lo largo de mi existencia?
Demasiadas, podría afirmar, sin temor alguno a equivocarme. Al igual que podría calificar de atinada la cuantificación de "incontables" que se me viene de inmediato a la cabeza, y me obliga a sonreír con un dejo de ironía en el brillo de los ojos.

Volver.

¿A dónde? ¿desde dónde? o, peor aún: ¿desde o hasta cuándo?

Creo que nunca podré - y ciertamente, dudo que alguien pueda- responderme esta incógnita.

Pero en definitiva, he vuelto.

Pensé en iniciar de cero esta nueva etapa de "cosas que escribo", pero al releer todo lo que publiqué desde el inicio, cambié de parecer. Esos lugares desde los que vengo, son sin duda alguna motivo y razón, en parte al menos, de quien soy hoy. Y como tales, que allí permanezcan. No como fundamento, sino como parte de un todo. Como porciones de pasado que erigieron un presente.

Es cierto que no soy el mismo que empezó estas publicaciones por allá en 2010, y también es real que tampoco soy quien se secaba las mejillas en 2016 para seguir, abrumado de preguntas sin respuestas.

Y así como sé que no tengo aún las respuestas, sé con certeza que no soy aquel, ni soy el mismo, aunque siga siendo aquel y siempre lo seré, aunque sea el mismo y ya no lo sea, a la vez.

Elijo pensar que de cierto modo evolucioné. Y no juzgo la acción desde ningún ángulo, ni la mido en ninguna escala. Me refiero, lisa y llanamente, al cambio de un estadío a otro; a eso llamo evolución.

Y por eso vuelvo, porque en esa evolución descubrí que debía seguir explorando;

y por eso alguna vez comencé a escribir acá, de eso se trata, de ir construyendo en estas líneas ese relato. Pero no un relato definitivo. No uno con una trama lineal, con nudo, desarrollo y final. Quizas en algun momento, pero no ahora. Por ahora solo vuelvo a escribir.

Quizás en algunos años, cuando alcance un nuevo estadío en mi búsqueda personal, en mi evolución, pueda sentarme y retomarlos, y encajar las piezas en una única imagen, en una única búsqueda, en un único inicio, y un único final.

Por ahora, y mientras tanto, intentaré vivir y, principalmente, sentir, muchas cosas que me hagan escribir.