23 de enero de 2011

Desespera que es casi la hora...

Grita desesperado
un lamento sofocado,
el llanto inunda, ahoga
se acumula y presiona.
Esgrime una sonrisa viciada de mentira
para el que pasa o el que pregunta:
espejo que todos esperan encontrar en los rostros ajenos.
Mientras ella  crece y consume sigilosa,
el miedo se asocia
intimida y paraliza, desespera...
Sabe que destruye,
lento, minucioso, paciente
el enemigo está dentro,
hurgando las entrañas y es quien más sabe.
El diagnóstico es claro,
agonía.
Y vuelve a levantar la vista, y sonríe:
otra alma pasa junto a la suya.

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