Febo se desploma
sigiloso tras el horizonte
el camino llega a su fin,
y aún resuenan las risas
perdidas en la penumbra
de noches anónimas
de calles desconocidas
de plazas si nombre;
horas que tenues
se desvanecieron con las conciencias
y se fusionaron en un instante inagotable
eterno y permanente:
ahora.
ni ayer, ni mañana.
ni pasado, ni futuro
Ahora.
la hora de las almas desnudas
Irradiando libres
toda su esencia sobre el firmamento
el momento del dolor del rostro feliz,
de músculos faciales entumecidos
y lágrimas confundidas
humedeciendo carcajadas.
Vivir,
antes de que se acabe el tiempo de hacerlo.
abrazos y despedidas,
abrir los ojos y sonreír,
sabiendo que volveremos a encontrarnos.
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