Mirar al infinito sin ver, fijar la vista sin enfocar
estar en medio del todo, sin percibir más que la inmensidad
oir arrullos y cánticos, sin determinar ni origen ni distancia
la piel se eriza ante la tenue brisa
que silenciosa lo envuelve todo.
Respirar al son de los latidos serenos
de un corazón sin prisa.
Estar, ser, existir
sin razón, sin motivo,
con propósitos desconocidos pero a la vez familiares.
Detener el mundo,
silenciar las voces
interrumpir el diálogo permanente e incesante
estar
ser
existir.
Los acordes del tiempo resuenan,
desaparecen.
Uno en sí mismo, siendo parte del todo,
inmenso e inabarcable.
Las líneas del tiempo se entremezclan,
pasado, presente y futuro,
segundos eternos, eternidades finitas
que caben en la palma de una mano,
cual carcelero,
deteniendo el tiempo, anulando dimensiones.
Calma.
Ser.
Estar.
Existir.
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